Jairo Lora, nació en Barranquilla – Colombia y por mucho tiempo se dedicó al trabajo del diseño mecánico en el sector de la industria petrolera, por los campos de la Refinería de Cardón, Amuay y otros sectores de occidente en la exploración de petróleo. Un trabajo como cualquier otro, sin embargo su visita a este diario no fue la de explicarnos esa trayectoria. Es el deseo de dar a conocer una nueva faceta que, quizás no nació en él, sin embargo le gustaba leer, con su primera experiencia de lectura a los seis años fue con el clásico de Jonathan Swtis, Guilliver en el país de los enanos y otros autores clásicos de la literatura mundial. Eso fue un mundo que lo trasladó al país de las maravillas, y que florecían muchos años después.
Comienza diciendo que ya tiene planificado recorrer más de 1.300 kilómetros para documentar 95 años de historia y sale de la faja petrolífera del Orinoco en el paralelo de los 64 de las altiplanicies del sur del Estado Anzoátegui en la mesa de Guanipa. “Después de una tarde sin Sipcotrópicos”, es un libro del género literario, novela que tiene como objetivo plasmar la estructura de un mito llamado familia imperfecta, que condiciona el autor en crear sus letras y ser llamado escritor. Jairo maneja las circunstancias de los hechos que se vivieron y trae personajes reales, solo para evocarlos en el tiempo y contemplarlos en el presente, manejando dos tiempos, uno real y otro ficticio, con dos narrativas, una poética fingida y llena de ilusiones para estampar los errores moldeados por los personajes y otra real no vivida, pero asumida como por la historia investigada. La mejor mente del autor aporta las formas y categorías arquetípicas de espacio, tiempo, casualidad, sustancia y relación a sus sensaciones y esas categorías son desde una perspectiva lógica anterior a la experiencia, aunque solo manifestada en la experiencia que es una teoría filosófica kantiana.
MUNDO MÁGICO
Tiene en esta novela el sello y originalidad del autor y por otra parte piensa que entrará en la era pos García Márquez, en lo que llama el mundo mágico surrealista.
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